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Constelaciones familiares

VACÍOS DE IDENTIDAD

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Por Leticia Cohen

Dibujo: Liliana Vicente

Se presenta, en muchas ocasiones, un hecho en la vida de gran trascendencia y que tiene que ver con la identidad.

 

 

Se descubre en un momento de ella, a veces a los treinta o cuarenta años, que el padre no es el padre. Sí, el padre que crió a esa persona, que es el esposo de la madre, sólo es un supuesto padre porque el verdadero, del que se lleva la sangre y las leyes de la herencia, es otro. Muchas veces este hombre es un gran amor escondido o muy importante, pero fue pasajero porque los involucrados no le pudieron dar otro curso; o fue un encuentro inexplicable. Cualquiera sea el caso, buscándolo o no, dejó su huella: un hijo. Como este hijo fue concebido en esas circunstancias y el matrimonio continúa; la madre, no sabiendo cómo resolver la situación, lo adjudica como un hijo de su marido. Es una realidad dolorosa para todos y para el hijo un tema de identidad y confusión.

 

 

Hay casos con hijos de corta edad y que la madre se debate entre la comunicación y el silencio sin saber qué hacer,  y a pesar de que consulta al respecto, muchas veces continúa con el secreto pues no se atreve a afrontarlo y resolverlo por miedos. En otros, la madre lo oculta sistemáticamente por largos años, pues no puede contar lo sucedido al mismo tiempo que padece de angustia permanente, culpa, temores y lleva esa carga por toda su vida. A veces, en avanzada edad lo comunica, y otras, se lleva el secreto a su tumba.

 

 

La solución es asumir la responsabilidad y optar por la comunicación que libera el secreto. Por supuesto que las consecuencias serán, probablemente, la disolución del matrimonio y el despertar de muchas emociones encontradas en los involucrados. No faltarán los reproches, las culpas, los enojos, el dolor, la incomprensión; sin embargo, se generará un gran alivio para todos, reconocido o no, ya que la verdad tiene un lugar y especialmente para el hijo que se encontrará con su identidad y su ascendencia verdadera, con presencia o no.

 

 

También puede ocurrir que el supuesto padre lo acepte y la vida continúe, pero desde ya, será un antes y un después. He recibido varias consultas sobre este tema, tanto de madres como de hijos, todos con mucho pesar y conflicto por lo ocurrido. La orientación es que lo hecho, hecho está y que la solución pasa por la aceptación sin juzgamientos de ninguna índole.

 

 

En una constelación se pone orden a los aconteceres de la vida y el alivio empieza a aparecer en los implicados. Los secretos en las familias, son como la levadura en la masa para pan, con la diferencia que la levadura es buena para hacer pan, pero los secretos toman dimensiones inquietantes y tienen consecuencias desafortunadas para todo el sistema.

 

 

En Los Órdenes del Amor, se postula que todos los miembros de un sistema deben ser reconocidos como tales, sin importar condición moral, y en el lugar que les corresponde; es una ley de pertenencia que de no respetarse trae severas consecuencias a la familia.

 

 

Un sistema familiar está compuesto por los hijos, sus padres, los hermanos de sus padres, los abuelos, a veces, generaciones más lejanas, y también las primeras parejas o amores, legalizadas o no, de cada uno de los cónyuges y por supuesto los hijos de esas parejas anteriores. También pertenecen al sistema aquellas personas que no configuran lazos en el sistema pero que por algún motivo sufrieron daño, enfermedad o muerte por parte de alguno del sistema, dígase por un abuelo, bisabuelo o padre. Así está conformado un sistema familiar. Si alguno de estos se excluye habrá consecuencias ineludibles. En el caso de los padres evitados del sistema, como  son los que mencioné anteriormente, es una exclusión, aparte del secreto y todas las consecuencias que esto trae.

 

 

Las Constelaciones Familiares proponen llevar orden al sistema, es decir, reparar el desorden; en las situaciones  expuestas incluir al padre verdadero es volver al orden, darle su lugar y su jerarquía, y devolver la identidad y su progenie al hijo.

Reflexionando al respecto, vean ustedes que cuando un hijo tiene un supuesto padre y después tiene hijos, sus hijos llamaran abuelos a personas que no tienen nada que ver con él, que no son sus ascendientes verdaderos, que no llevan su sangre y esta falsedad se va multiplicando de generación en generación. No por nada, los hijos adoptados sepan o no que lo son, aunque sí lo saben en algún rincón de su ser, buscan o quieren saber de sus progenitores en un momento de su vida; es una necesidad de saber de dónde se provienen. Y estos hijos de padres ocultados, también lo sienten de alguna manera y si lo saben lo buscan, y si no lo saben, pero lo sospechan, lo indagan de todas las formas posibles.

 

 

Recuerdo una consulta en la que un muchacho, Juan, de mediana edad, tenía la duda sobre su verdadero padre. Hubieron en su vida palabras o frases que escuchó, actitudes y circunstancias que presenció y que le hicieron sentir y pensar a lo largo de su vida que su padre no era su padre. Su madre lo mostraba de diversas maneras, pero nunca lo verbalizó abiertamente y se llevó su secreto junto con su vida. Cuando Juan realizó su constelación, se reveló claramente esto y pudo reencontrarse consigo mismo y con una realidad que se transformó de pesada carga en alivio y tranquilidad. Ahora sabía de dónde venía y esto fue bueno para él. Por supuesto que también sintió mucha pena por todo lo acontecido en su vida, pero esta era una pena buena que procesaría en paz.

 

Los invito a vivir esta experiencia sanadora. Bienvenidos/as.

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