top of page

MIXTURAS MATRICES

ffff.jpg
Anécdota de una elección religiosa 
en la unidad subyacente 
de la aparente multiplicidad
Por Carolina Chocrón

Mis primeros contactos con el islam fueron como los de la mayoría de los que nacimos y vivimos en Argentina: sólo el uno por ciento de la población de nuestro país profesa esta religión, el resto de nosotros generalmente sabemos de ella por lo que dicen los noticieros y las películas.

En mi caso en particular, también sabía lo que me contaban en mi familia, gran parte de la cual es judía y vive en Israel. Más allá de algunos espacios de convivencia posible, la información básica era “los musulmanes ponen bombas”.

 

 

La primera vez que viajé a Israel conocí muchos lugares, casi siempre sagrados para las tres religiones monoteístas más conocidas. Algunos lugares me causaron un gran impacto emocional, aun cuando yo no profesara ninguna religión. Era curioso que de un mismo lugar se hubieran elevado hacia el cielo varios profetas, algunos reconocidos por una religión sí y por otra no… En medio de esa división evidente, se respiraba una unidad innegable.

 

 

Mi papá trabajaba en el rubro de la construcción codo a codo con trabajadores árabes, la mayoría musulmanes. Uno de ellos, enterado de mi visita, nos invitó a comer a su casa. Me llamaba la atención que hubiera barrios judíos, barrios cristianos y barrios musulmanes, separados entre sí incluso por rutas, y que la convivencia sólo se produjera en las ciudades más grandes, como Jerusalem, Tel Aviv o Haifa. El anfitrión, del que lamentablemente no recuerdo su nombre, me sentó a su lado para mostrarme cómo se comía cada cosa y asegurarse de que estuviera bien atendida. Al fin y al cabo la comida se había preparado en mi honor. No podíamos contar con las palabras, ya que ninguno de los dos hablaba el idioma del otro. Pero fue fácil entender el mensaje: sos bienvenida, mi casa es tu casa, esto es sabroso y es para vos. Pasamos una hermosa tarde.

 

 

Luego me enteraría de que algunos amigos y familiares lo acusaron a mi papá de traidor y de poner mi vida en peligro por haberme llevado a ese almuerzo. Pero él, que quiso que yo esperara a crecer para elegir mi religión, que no quiso que me sintiera tironeada por mis raíces mixtas, quería mostrarme algo de esa unidad subyacente detrás de la multiplicidad aparente.

 

 

Catorce años después supe que el islam reconoce a todos los profetas (desde Adán hasta Muhammad, pasando por Moisés y Jesús) y a los tres libros sagrados (la Torá, el Evangelio y el Corán). Entonces abracé el islam dando mi testimonio de fe. Había encontrado la unidad que buscaba.

Un niño es un espíritu

creativo, sensible, moldeable,

en permanente cambio.

¿Cómo ponemos límites

en la era digital?

¿Cómo nos manejamos en una realidad con cambios sociales tan vertiginosos?

¿Podemos reflexionar

con nuestros hijos?

• Atención niños y adolescentes
• Entrevista a padres
• Orientación vocacional

• Psicodiagnósticos

4982-4604

15-6481-3671

viviana.cristobal@yahoo.com.ar

PSICÓLOGA CLÍNICA

Viviana Noemí Cristóbal

Viviana Noemí Cristóbal

4982.5245
11.4472.5324
(Maximiliano)
11-5347.2887
(Matías)
Gral. Martín de Gainza 1093
(CABA)
VAMOS A
DOMICILIO
SJ30.jpg
SJ.jpg
bottom of page