La expresión “Nacido y criado” es utilizada comúnmente en las provincias del sur Argentino para designar a las personas nacidas en la región, que han permanecido allí durante un tiempo largo y conforman una red de parentescos o vínculos afectivos en sus sitios de origen. Es algo así como demarcar una identidad propia, un pertenecer a una tierra que arraigue las costumbres y criterios de una región.

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Desde la búsqueda de una identidad, derrotero que apareja la situación límite de vida a través de sobrellevar una reacción traumática que motiva un cambio de lugar y de estilo vital, hasta la angustiante carga de aquello que denominamos “Culpa", y el proceso diametralmente opuesto entre un modo urbano y una forma extrema, casi ligada a convertirse en un marginal en proceso pleno de auto castigo, la línea narrativa nos hará ingresar en un túnel que demarca el proceso de la desesperación humana, y la construcción de una interna fortaleza, que su protagonista erige en pos de atenuar y amenguar su dolor.

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El relato cuenta la Historia de Santiago, un padre de familia y exitoso hombre de negocios, que de un momento al otro, su ritmo vital da un giro de 180 grados, producto de una situación poco fortuita, desatando una tragedia severa. Un giro violento expone sin medias tintas y con la vehemencia que requieren las imágenes, el nuevo periplo de vida del joven. Y es exactamente en los áridos y desolados parajes del extremo sur, casi en el fin del mundo, donde con creces, pretende pagar una culpa que lo incendia interiormente a diario.

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El modo estructural, tomando situaciones tales como el silencio, la soledad y el tormento interior que calla y espera, abre un abanico de aciertos mediante las locaciones elegidas para el rodaje, un ambiente casi hostil, que de modo casi carcelario el protagonista se infringe a si mismo, eligiendo un exilio para pagar su condena. Su visión de los hechos, y como se interrelaciona con los personajes del lugar y su propio halo de reflexión, se imponen casi con un carácter rotundo y sin concesiones. Su realidad se ha modificado y los fantasmas abordan su devenir, generando una carga angustiosa en su lucha, pero con una luz de esperanza a través de su personalidad y la voluntad que por momentos nace en su actuar, intentando acercarlo hacia sus afectos verdaderos.

 

 

 

Pablo Trapero, representante de aquel “Nuevo Cine Argentino” que comienza a establecer sendero a mediados de los 90´, desde el guion y su característica virtuosa de imponer en cada uno de sus trabajos el concepto visual profundo, logra con creces mostrar una historia de la relación de un hombre urbano con el amplio escenario natural perteneciente a la zona más Austral del país.

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Guillermo Nieto está encargado de la dirección de fotografía de la obra, remarcando la belleza de parajes recónditos con suma ductilidad y creatividad en diferente pueblos, tomando como locación central un lejano lugar llamado “Turbio Viejo”, plasmando en cada fotograma toda aquella majestuosidad natural en enconos fríos y grises, y la música a través de dos canciones sentidas y originales, generada por el caballero del Under Porteño de los 80, Palo Pandolfo, y su jerarquía para expresar a través de la lírica, las correlaciones necesaria y precisas con el concepto del film.

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La parte actoral suma y genera fortaleza al relato.

Martina Gusman generando intensidad emocional, Tomas Lipan, como un supuesto cacique Mapuche muy particular,Federico Esquerro ,amigo del protagonista de formas poco convencionales, y Guillermo Pfenning, como un Sebastián víctima de las volteretas de la vida misma, sosteniendo un rol adusto, con puro oficio y versatilidad.

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El Dolor, el aislamiento y la pena. Tres temáticas no fáciles de abordar en estos tiempos difíciles.

Temáticas que se simbolizan en un hombre a través de un viaje de ida y vuelta.

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Después de un viaje se vuelve al origen, y generalmente ya nada es lo mismo. Renacido, sangrado y criado nuevamente, Santiago es otro.

Como nuestro Cine Argentino, a través del cambio de visión y contenido atravesado por estas obras que enorgullecen a través del reflejo constante y las situaciones propias y extrañas.