Las cronologías no existen para el alma.  Los afectos y las emociones no tienen tiempos, sólo están, actúan, producen, se transforman; sólo hay un hoy que condensa todos los  momentos.

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Este hoy perturbado por cuestiones sin resolver desde nuestros padres hasta nuestros ancestros, es posible transformarlo en un hoy liberado a través de la modalidad terapéutica Constelaciones o Configuraciones (familiares o de otro orden relacional). Transitar por este modo de sanarse puede considerarse fácil o difícil, accesible o inaccesible; esto dependerá del deseo inconsciente, de la flexibilidad con que se cuenta, de la capacidad para el cambio, de los sistemas de creencias, de la estructura de base de la personalidad.

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A través de este abordaje se pueden vencer barreras que parecen inquebrantables con sólo algunas palabras y/o gestos y/o movimientos en el espacio. Estos recursos recién mencionados, en el texto y contexto adecuados, tienen la virtud de ser modificadores profundos en una persona, a pesar de…

Estos cambios pueden ser inmediatos y fácilmente visibles y efectivos; y al mismo tiempo son el origen de procesos  sanadores que echan a andar, y que a corta o más larga data muestran la eficacia del trabajo realizado. Este proceso, a veces sí y a veces no, necesita una ayuda terapéutica accesoria.

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Los Órdenes del Amor son la base teórica en la que se sustenta el desarrollo de las Constelaciones. Estos órdenes o leyes son claros y sencillos, aunque profundos, sutiles y esenciales en el funcionamiento de los sistemas familiares y por extensión en cualquier otro sistema de vínculos.

Las alteraciones de estas leyes son desórdenes que traen al sistema perturbación, enfermedad y hasta tragedias familiares.

Las Constelaciones son la forma de mostrar la disfuncionalidad en un sistema y el modo de conducirlo al orden.

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El desorden se alimenta del amor que  daña o ciega; es un amor infantil, inocente y omnipotente que sólo produce malestar y enfermedad.

El orden conduce a un amor claro o iluminado o constructivo o lúcido, es el reverso del otro amor.

Las constelaciones nos exponen a temas como la vida, la muerte, el destino, la enfermedad, el dolor, lo incomprensible de forma intensa y sin rodeos y esto es lo que hace a la eficacia de esta modalidad.

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“El actor que muere en la escena

cambia de máscara y reaparece en otro papel,

pero verdaderamente no ha muerto.

Morir es cambiar de cuerpo como

cambian de máscara los actores” (Plotino)

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¿Y por qué espiritualidad? ¿Cuál es el camino espiritual? Dicho de una manera muy sencilla sería la búsqueda de trascender, lo que implica un trabajo consigo mismo que conduzca a una ampliación y transformación de la conciencia, a una mirada de inclusión  y de comprensión experienciada de que todos somos uno, que todo está en todo, que somos una red de interrelaciones  e  influencias, que lo macro está en lo micro, que todo lo que sucede responde a un orden y a una ley que no conocemos, pero que podemos intuir.

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En Los Órdenes del Amor se incluye la visión del alma como atemporal, que encarna en cuerpos para poder expresarse y atravesar todas las vicisitudes que hacen a sus aprendizajes y evolución. Y desde este lugar, en las constelaciones se trabaja lo no resuelto en otras encarnaciones, del mismo modo que con lo transgeneracional.