Las metodologías publicitarias, aquellas formas y modos que orientan al consumo masivo, las cuales perpendicularmente se ligan con los deseos y hasta los sueños de quienes observan todo aquello que un sistema ofrece, apuntando al inconsciente para así construir el sentido “de calidad de vida que debemos vivir para conformarnos como humanos” se muestra estructural y contundente en esta obra, siendo protagonista de una situación que podría cambiar el destino de una nación, aplicando toda la gama armamentística de recursos para convencer al “consumidor”.

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El poder del audiovisual y su fuerza para evocar sensaciones y sentimientos, a veces no deseados,demuestra su andamiaje a través de una obra teatral concebida por el dramaturgo chileno Antonio Skarmeta llamada “El Plebiscito” y dirigida con mucha maestría y profesionalidad por una crédito del país trasandino, el multipremiado cineasta Pablo Larrain, que logra un homogéneo trabajo, interesante y honesto, aplicando la sensibilidad narrativa y recursos técnicos dignos de destacar.

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La película desarrolla todo el proceso de una singular campaña establecida en el país hermano para optar por la continuidad, mediante el voto positivo o negativo, del dictador Pinochet, que se inicia cuando los encargados del desarrollo del NO, deciden contratar la experiencia de René Saavedra, un publicista de éxito que regresa a Chile, quien encara el proceso publicitario de un modo cuasi Naif, centralizándose en los manuales del mostrar vidas y personas que no condicen con la realidad de la población, generando una sensación de “Mundo Perfecto” a través de imágenes que no se condicen con lo cotidiano.

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El objetivo del trabajo es mostrar el proceso de ambas campañas, permitiéndose la concesión de mostrar escenas que dan una perspectiva importante sobre la situación que atravesaba el pueblo del sur en aquel momento.

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Saliendo del enclave tal vez un tanto aletargado en referencia al movimiento de producción y desición creativa, la cadencia de la narrativa va delineando la importancia de la misma, a través de generar conciencia y apelar a la memoria mediante recursos fílmicos reales, puntos fundamentales que sirven y expresan, hasta en el fantástico mundo de la perfección publicitaria.

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Y como tuvo relevancia tal vez más la explosión en búsqueda de un estado democrático que la construcción mediática de la realidad, que pondera rasgos positivos que se lanzan a nuestro interior, siendo reales o falaces los mismos, pero que exponen un marco de necesidad de participación y protagonismo mediante sus artimañas sentimentales o vehementes, o golpes de efecto precisos para generar el rédito deseado.

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El proceder de narración recae tambien en la decisión de un hombre de medios, y la muestra de su ingenio creativo. O la suspicacia, o la tendencia panfletaria, o aquello que nace de las entrañas mediante la producción de un convencimiento interno, aplicando la veta humana y personal, jugándose por un acto de expresión.

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El anuncio que debería ingeniar había de llamar a la democracia y la liberación, o parecerse, más que a un ejemplo de participación y responsabilidad ciudadana, a un anuncio de Coca-cola, con modelos que nada tienen que ver con la realidad del chileno medio.

Y estas situaciones de dilemas, ponen de manifiesto, mas allá del valor histórico, la grandeza de esta obra, extrapolando sus logrados recursos fotográficos (film realizado con el formato casi cuadrado de 4:3, y algunas técnicas como la cámara al hombro, zooms o rostros velados por la luz del sol) además de encuadres y planos de una calidad artística digna de mencionar, generadas por Sergio Amstrong, su cinematógrafo, que matiza la situación de documental con la visión cinematográfica de ficción.

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Desde su faz actoral, Alfredo Castro, Luis Gnecco y Nestor Cantillana van generando actuaciones más que aceptables. Y el protagonista, Gael Garcia Bernal, el actor Mexicano, que posee ribetes mas que interesantes a la hora de generar papeles de compromiso social y demostrar el cambio del interior humano.

Desde aquel sentido Sebastian en “Tambien la lluvia” pasando por el logradísimo rol de Ernesto Guevara en la mitica”Diarios de Motocicleta”, interpreta a un Rene Saavedra que se debate entre consternantes episodios de su vida hasta la fama y el éxito publicitario, con una ampulosa ductilidad, aportando al trabajo de trascendencia social y real, toda su maestría a la hora de confeccionar singulares personajes.

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“Chile, la alegría ya viene” sostenía un eslogan musical empleado acertadamente para aquella recordada construcción contra la tiranía.

Augusto Pinochet, uno de los mas sanguinarios seres que pisaron nuestra Latinoamerica, genero en Chile una de las mas sangrientas y duras dictaduras militares.

Debia retirarse, quitarse de aquella fatalidad concebida hacia un pueblo de labor, entereza y esperanza.

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Estos alegatos fílmicos, suman una gota mas en el mar de la memoria, en el lugar de conocer hechos del pasado para comprender mas aun el presente, en el camino de una real liberación interna, que dara paso al estado de bienestar y equidad que todos deseamos.

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El “NO” se utiliza para la negación, que constituye por si mismo, una respuesta o afirmación negativa.

Pero que le sirvió a un pueblo entero, para destruir las cadenas de las limitaciones, el horror y la desidia.